
Hubo un hombre alegre pero que ahora no lo es. Nunca fue muy atractivo ni agraciado, es mas, paso casi toda su vida solo. Nunca se sintió enamorado, las mujeres eran demasiadas simples para él, era lo que él se decía a si mismo, porque la verdad nunca una mujer le beso ni siquiera una mejilla y a que podía aspirar aquel hombre con tan mala fortuna. Pero un día cualquiera, así como cualquier día que viene y como esos otros días que se van, conoció a una chiquilla que de un flechazo lo amarro a sus pies, Estrella se llamaba, ¿Y como lo supo? La escucho mientras hablaba con Raquel, su compañera de trabajo.
Como un espía la seguía hacia donde fuera que ella iría, incluso casi entra al baño de mujeres pero fue la moral del hombre quien detuvo su acto.
Un día de estos, fue sorprendido por nadie más ni nada menos que por Estrella, cuando él con el cuello entre los hombros, y la espalda inclinada caminaba tan sigiloso como rata a sus espaldas. Sin bacilos ni demora ella se detuvo y volteó, quedando face to face con él. “¿Por qué me sigues?” preguntó encrespada, “Porque eres bella” respondió el hombre con el rostro de todos los colores. Ella con su mirada imponente, lo mira fijo y le dice con frialdad “Pierdes tu tiempo, no lo vuelvas a intentar”
El hombre, que con esas palabras de regalo, se encierra en su casa por toda una semana. Lloraba en la mañana, al mediodía, la tarde y en la noche entre sueño y pesadilla. Se preguntaba porque era ella, y solo ella, la que su mente volaba, ¿serán sus ojos? Se preguntaba, quizás sea su boca, o talvez era su cuerpo, o era su personalidad, de la que él nada conocía. No lo entendía, que era lo que lo hacia sentir enamorado, pero se prometió a si mismo que ella seria su esposa costase lo que costara.
Junto dinero, mucho dinero y con cirugía láser arreglo su cara y su cuerpo. Si es que alguna vez ha existido un príncipe azul ahora se le podía ver en vivo. Llego ese día al trabajo y nadie le reconocía, buscaba en cada escritorio la mirada de Estrella, la cosa es que entre todas las caras de las mujeres vio como todo los ojos lo apuntaban pero menos los de ella. Fue a su escritorio y ya no eran los ojos de las mujeres quienes lo seguían, eran también los hombre que se preguntaban “¿Y este, de donde salió?”
Golpeó el escritorio de Estrella, y le dijo dulce y fuerte “Estrella mírame, ahora soy distinto, ¿Quieres tú casarte conmigo?” Ella lo miraba con la misma mirada de antes “Pierdes el tiempo” le repitió y volvió a lo suyo.
Las mujeres de la sala, gritaban desesperadas, “Yo quiero” “Elígeme a mi” y un sin fin de cosas más que no puedo escribir en este cuento. Algunas se le lanzaron encima y al final tuvo que salir corriendo antes de ser devorado por mujeres prendidas al fuego puro.
En su casa llego a pensar que estaba mal. Estaba claro, en toda su misericordiosa vida, jamás aprendió a amar y era probable que sus métodos fueran pocos adecuados para la ocasión, algo más de romanticismo arreglaría esta situación. Estuvo una semana entera encerrado en la biblioteca leyendo poemas y cuentos de amor, vio películas, series, miraba a la gente en su vida cotidiana como desarrollaba esto llamado amor. Volvió a la oficina pero esta vez decidió no entrar, se acordó de las mujeres que le hicieron arrancar. Espero alrededor de 5 horas, con un ramo de flores que se marchitaba, un millar de poemas que en su cabeza se borraban. Nadie jamás podrá explicar el poder del amor, como que es que este hombre pasó todo un día sin comer, tan solo con el corazón latiéndole cada vez más fuerte entre más se acercaba el fin de la hora laboral.
La vio venir por el pasillo, sola como siempre, bella como siempre.
“Estrella mi vida, me estoy muriendo sin tus besos, y lo único que te pido es que me dejes hacerte feliz” Le dijo el hombre de rodilla ante ella, con hermosas flores extendidas, pero el gran problema era que muchas ya estaba decaídas, sus poemas se le fueron de la cabeza, y lo que dijo no produjo alguna respuesta en ella.
“No lo sigas haciendo, pierdes tu tiempo” le repite ella.
Se iba y se sentía tan incapaz de hacer algo. Lo único que le vino a la mente y que fuese romántico fue decirle “No sabes cuanto te amo, que seria capaz de regalarte la luna con tal de que me digas que sí”
Estrella se detuvo, volteó y lo miró con los mismos ojos de seriedad, el hombre estaba esperando que le repitiesen lo mismo pero ella le preguntó “¿La luna?”
“Si la luna, el sol y todo lo que quieras” respondió él. “¡No, no! Solo quiero la luna.” Le dijo seriamente ella. “La luna es tuya” respondió inmediatamente él.
Ella ya no era la misma de antes, una hermosa sonrisa brotó de sus labios, y saltó a los brazos del hombre para besarlo. A los cinco días después se casaron por la iglesia. En el trabajo a ella sus compañeras la odiaban, Raquel ya no le hablaba, solo por los celos. Pero el hombre una gran noticia recibió, el jefe le dio el ascenso inmediato a subdirector, solo por su buena facha que irradiaba confianza y buena suerte por donde se le mirara.
Cuando él le mencionó a ella la palabra “luna de miel” siento mil fuegos en el cuerpo de Estrella quien hizo que su viaje de recién casados fuese el más románticos de todos. Ante tal cariño el hombre prometió juntar cada peso que ganara, para poder comprarle la luna a su dama. Pero con el pasar de los años, la promesa pasó a ser un montón de palabras. Ella anhelaba tanto tener la luna, pero él le decía que eso fueron solo versos de amor, que comprar la luna es imposible. “Tan imposible como habría sido este amor” le respondía ella. Llegó a amenazarlo con terminar la relación si no le compraba la luna y al verse el hombre en esta situación, decidió llevarla en estos viajes a la luna, que ahora se podían realizar. Ella con gusto aceptó. El hombre quedó confuso. ¿Qué era lo que ella quería en verdad? Se preguntaba sin parar, pero con un beso esa noche Estrella lo hizo calmar.
El viaje no se hizo de la noche a la mañana, pasó un año hasta que pudo al fin viajar. Él sabía que Estrella no lo amaba, pero estaba tan enamorado que cualquier cosa haría para pasar un día más con ella, solo con ella, nada, ni nadie mas importaba.
Hoy día al hombre se le ve mirando todas las noches hacia el cielo desde la ventana de su cuarto con una botella de vodka en su mano, los ojos cristalinos, y su rostro casi muerto. Es que aquel día, cuando la llevo de viaje a la luna, Estrella comenzó a sentirse extraña. Primero dejo de hablar, ni una palabra se le escapaba, luego estaba contenta al ver que ya estaba cerca de la luna. Al final del viaje ella se sacó la ropa y al descender de la nave su piel se volvió tan pálida que paresia iluminada, y así como por arte de magia la dulce dama se convirtió en estrella, y no porque su nombre así lo fuera, sino porque en realidad por mucha belleza que irradiara mujer no era, ni lo fue. Así lo entendió el hombre. “La mujeres son muy simples” se decía. Nunca amó a las mujeres y a la única que amó era tan mágica que no podría ser humana sino una estrella perdida en la tierra.
Y así pasó toda su vida, esperando por las noches, que alguna de las infinitas estrellas fuera ella, que bajase a su ventana para que se lo llevara hacia las oscuras profundidades del espacio y que no fuese nadie más que su Estrella. “Yo se que en el fondo ella me ama” se decía.
Se dice que pasó su vida entera esperándola con una botella de vodka, que nunca más volvió a comer y que era el veneno del alcohol quien lo llevo a su muerte. Toda la gente lo miraba por su ventana como estatua mirando al las estrellas, hasta que una noche ya no estaba asomado, muchos dicen que ella se lo habría llevado, pero otros dicen que nunca existió un hombre enamorado de una estrella y que esa casa siempre ha estado abandonada.
Yo, no tengo idea.